Los Maori

Los maoríes, antaño caníbales y guerreros, se han integrado en la cultura impuesta por los europeos. Algunas de sus tradiciones están renaciendo, como los espectaculares tatuajes de su rostro.



Ubicación: Nueva Zelanda


Población: 310.000


Lengua: Malayo-polinesia



Los Maoríes habitan en la isla polinesia de Nueva Zelanda. Se cree que llegaron a Nueva Zelanda procedentes de las islas Cook alrededor del 800 d. C.



Su sociedad se estamenta en tres grupos jerárquicos, la tribu, subtribu y familia, al igual que otros muchos pueblos polinesios. Asimismo los estratos sociales están formados por los jefes, el pueblo llano y los esclavos. El prestigio de un grupo se relaciona muchas veces con los ganadores de enfrentamientos intertribales.



El capitán Cook tomó contacto con lo maoríes en 1769. En esta época, subsistían del cultivo de Kumara (batata). Recogían raices y bayas, y también se dedicaban a la pesca. Practicaban el canibalismo, engordando a sus víctimas encarceladas en jaulas. El ramaje del bosque servía para fabricar chozas, empalizadas para el poblado y canoas. El trabajo se repartía equitativamente entre hombres y mujeres.






Su mitología era politeísta. Según ella los padres del mundo son Rangi (el Cielo) y Papa (la tierra). Ambos se hallaban unidos en un abrazo del que les separaron sus hijos, provocando la entrada de la luz en el mundo. La lluvia son las lágrimas de la pareja por su separación.

Los hijos de los dioses creadores ostentan diversos poderes. Tane es el dios de la flora,, Rongo de la agricultura y la paz, Tangaroa del mar, Tu de la guerra, Tawhiri de los vientos y Whiro del mal y la oscuridad. Fue Tane quien formó a la primera mujer y le dio vida. La tomó como esposa y del matrimonio nació una hija que se convertiría en la madre del pueblo maorí.

Su sociedad se caracterizaba por las frecuentes disputas, dado que era un pueblo eminentemente guerrero. Se hallaban establecidos en grandes grupos familiares, aunque hoy en día lo hacen en pequeñas familias que mantienen el contacto con los grupos relacionados con ellas por antepasados comunes.

Aunque muchas de sus tradiciones se han perdido con su integración en la sociedad neozelandesa, todavía se reúnen para fiestas y celebraciones en un terreno colectivo al que denominan marae y está formado por una casa de reuniones, un comedor y un patio.

Una curiosidad de este pueblo es la especialización de sus integrantes en diversas expresiones artísticas como la oratoria, el tatuaje, la escultura o la poesía. Toda la cultura maorí está muy impregnada y relacionada con las artes. Sus casas están decoradas con tallas de madera y todavía decoran sus cuerpos con adornos y tatuajes complejamente elaborados.

Los hombres lucen tatuajes en la cara, hombros, muslos y nalgas, con diseños en forma de espiral que representaban el rango social del individuo. Por ello los tatuajes eran signo distintivo de la jerarquía que ocupaba. Cuando alguien accedía a un rango superior, con una demostración de valentía, se le otorgaba un ascenso, y el tatuaje conseguido pasaba a ser hereditario para sus descendientes.



Los maoríes solían guardar las cabezas tatuadas de sus antepasados, y, a la llegada de los europeos se produjo una persecución de estos objetos para su comercio, lo que hizo que la práctica desapareciera. Hoy en día aunque han perdido su simbología jerárquica, existe un resurgimiento del tatuaje entre la población maorí como forma de reivindicación colectiva.

El primer europeo que se encontró con este pueblo fue Abel Tasman (1642). James Cook entabló relación con ellos a finales del siglo XVIII. A partir de ese momento los contactos con los extranjeros fueron frecuentes y los maoríes aprendieron a leer y escribir, interesándose enormemente por tales actividades.

Como en tantos otros pueblos del mundo, la introducción de las armas causó importantes efectos en las relaciones intertribales. Los jefes maoríes firmaron finalmente un tratado con los ingleses que les convertía en sus súbditos, a cambio de la protección de sus tierras. Hoy en día el tratado sigue suponiendo enfrentamientos entre ambos pueblos. Los mayores problemas que se originaron con los ingleses fueron debidos a la propiedad de la tierra.

A mediados del siglo XIX los maoríes eligieron a un rey: Te Kooti como su mayor representante por encima de los jefes tribales. Esto fue entendido como un desafío para los ingleses y comenzaron los enfrentamientos. El nuevo rey fue encarcelado pero escapó y encabezó una guerrilla que luchó contra los ingleses hasta 1872.



Las tierras fueron incautadas, lo que provocó disputas a lo largo de 30 años más. Finalmente, establecidos varios acuerdos los maories se establecieron en pequeños poblados en la tierra que aún les pertenecía y se mantuvieron alejados de los europeos. No recibieron ningún tipo de ayuda, lo que les empobreció sobremanera.

A finales del siglo XIX la población había disminuido enormemente por causa de las guerras y las enfermedades importadas por los europeos como la gripe, sarampión y tosferian. De 120.000 maoríes en 1769, quedaban 42.000 en 1896.

En la primera y segunda década del siglo XX los dirigentes maoríes fundaron el parido Young Maori y comenzaron a desarrollar sus dotes políticas, incluso en el parlamento británico. Los jefes apoyaron medidas como la compra de la tierra, lo que provocó el rechazo del pueblo. Otros jefes tribales se dedicaron a proveer de avances a sus propias tribus, mejorando la sanidad, educación y economía. Desde ese momento, se produjo un resurgimiento de la natalidad, y en 1990 los maoríes habían llegado a 300.000 individuos. El movimiento religioso Ratana se convirtió en un partido político que consiguió mejorar las condiciones de vida de los indígenas.
Al final de la II Guerra Mundial muchos maoríes se integraron en la cultura europea de la isla. Comenzaron a trabajar en fábricas y a desplazarse a las ciudades, ya que en sus poblados no poseían ayudas para la agricultura. En 1980 el 90% de los maoríes vivía en las ciudades. La convivencia no es fácil, ya que las estructuras sociales no contemplan la posibilidad de que los maoríes desarrollen sus propias tradiciones, enseñanzas y cultos. Hoy en día, hay un resurgimiento de las reivindicaciones de este pueblo, incluso sobre las tierras expropiadas. Aunque el analfabetismo es mayor entre la población maorí, muchos de ellos son médicos, abogados, empresarios o diputados.

Fuente: http://mapahumano.fiestras.com

1 comentario:

Una senderista. dijo...

Desde luego es muy interesante el tema que tocas en el post.
Yo ya te he enlazado, tienes un blog estupendo y además quedamos cerca, soy de Málaga.
Me pides una invitación, no se si te refieres al correo, pero la verdad no tengo mucho tiempo para internet, tengo otros blog y apenas tengo tiempo para actualizarlos.
Saludos de una senderista